Retablos

En México, la tradición de adornar iglesias, plazas públicas y fiestas patronales con papel picado es muy popular y está presente en todo el país. Los días de fiesta se pueden ver las guirnaldas multicolores adornando calles, casas, comercios e incluso panteones. El papel picado es un elemento muy importante para el día de muertos (1 y 2 de noviembre), pues es un adorno fundamental en los altares, donde cumple no sólo un rol decorativo sino un papel simbólico, pues ayuda a que los muertos se sientan alegres y contentos al momento de regresar para comer todo lo que sus parientes han dispuesto para ellos en las hermosas ofrendas.

El papel picado tiene sus orígenes en el periodo del virreinato, y pese a que el día de hoy se considera una tradición muy mexicana, en aquellos tiempos la labor de adonar el papel de china colorido, picando sobre su superficie motivos religiosos, se realizaba de manera muy profusa en varios pueblos españoles y de otros países europeos.

En aquel tiempo, y en la actualidad, se utilizaba el «papel de china» para realizar este trabajo. Al parecer el origen de esta tradición se encuentra asociado al suave papel de envoltorio en el que venían cuidadas las mercaderías de la Nao de China (llamada también Galeón de Manila) desde el lejano Oriente para iniciar su comercio en el territorio de Nueva España a través de los puertos de Acapulco, Guerrero, San Blas, Nayarit; y en menor medida, de Tehuantepec (hoy Salina Cruz, Oaxaca).

Sin embargo, el papel picado mexicano, tal y como se conoce en la actualidad, se remonta a mediados del siglo XIX, y se empieza a trabajar de esa manera tan especial en indígena de San Salvador Huixcolotla, en la región central del estado de Puebla. Es ahí que nace la tradición de picar este delicado papel de vivos colores con muchos diseños hermosos e intrincados.

Aunque Huixcolotla tiene una economía mixta, la contribución de la industria del papel picado es enriquecedora pues los talleres que se dedican a esta artesanía le han conferido al papel picado el reconocimiento de patrimonio cultural del Estado de Puebla.

Uno de sus mejores artífices es el maestros Pedro Ortega Lozano, oriundo de la alcaldía de Tláhuac, en la ciudad de México. Ahí existe una de las tradiciones de celebración del día de muertos más importante de la ciudad de México, pues dentro de sus límites se encuentra el antiguo pueblo de Mixquic que es bien conocido por, por la belleza de sus alteres de muertos y la profusión con la que adornan las tumbas de su panteón local, en donde el papel picado es un importante protagonista.

El maestro Pedro nació en 1960, en el centro de esta localidad capitalina. Desde niño se sintió atraído por la tradición de papel picado, pues tenía la oportunidad de visitar los talleres de los antiguos picadores de papel y se embelesaba con la forma en la que estos hombre y mujeres, diestramente, daban vida a miles y miles de vistos papeles de colores que adornaban las calles de su barrio en los días santos.

Dedicado por muchos años a este bello arte, eventualmente don Pedro formó a sus hijos en el oficio y aseguró la hegemonía de su taller artesanal en Tláhuac. Esto le permitió orientar su creatividad hacia otra forma de arte popular, ahora trabajando coloridos retablos de papel dorado y cartón colorido con divertidas escenas profanas y religiosas, que también son trabajadas en papel recortado.

Escenas de gran realismo, llenas de curiosos y sorprendentes detalles, emergen de las filigranas doradas de estos altares. Los cuadros de Pedro Ortega son verdaderas obras de arte, inspiradas en la arquitectura y los retablos barrocos novohispanos.

Sus piezas multicolor son una demostración de un meticuloso trabajo de recortado y finísimo ensamblado del papel, que adquiere una poética pero contundente fuerza expresiva.

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