La dualidad es un concepto presente a lo largo de todo el recorrido que hace referencia a la forma en la que las culturas prehispánicas entendían la vida y la muerte: el día y la noche, la luna y el sol, el cielo y el inframundo, que se reflejan en los diferentes espacios escenográficos.
La dualidad de la vida y la muerte está representada en la fachada principal con 40 flores de cempasúchil tejidas en la técnica de las sillas Acapulco. La flor de cempasúchil simboliza el día de muertos en México, gracias a su color y aroma es uno de los elementos más representativos de las ofrendas.
El color encendido de esta flor ilumina el camino y el aroma guía a las almas hacia el altar. La fachada se complementa con 9 calaveras monumentales que emulan la técnica del barro bruñido.
En alusión a Macario, clásico del cine mexicano, infinidad de velas enmarcan la puerta de la entrada, película que se proyectará en el ciclo de cine El muerto al pozo y el vivo al gozo.