EXPOSICIÓN
Raíz y Rizoma. México en la Colección Otazu
La exposición Raíz y Rizoma. México en la Colección Otazu es una selección de obras de artistas de la escena mexicana contemporánea.
La muestra incluye piezas de diversos formatos: vídeo-performance, escultura y textil, de los artistas Edgardo Aragón, Carlos Arias, Iñaki Bonillas, Tania Candiani, Marilá Dardot, Fritzia Irízar, Ximena Labra, Teresa Margolles, Fernando Palma, Óscar Santillán, María Sosa y Héctor Zamora.
La Fundación Otazu nace en 2015 con el propósito de gestionar y dirigir un amplio programa de actividades alrededor de la colección de arte contemporáneo y el centro de arte de Bodega Otazu en Navarra. El programa tiene como pilar el apoyo al talento de artistas internacionales ya establecidos y también, el respaldo a jóvenes creadores, comisarios y educadores del arte. Uno de los pilares fundamentales de la colección Otazu es su atención a artistas jóvenes, en especial a aquellos que proceden o que trabajan en la región iberoamericana.
Raíz y Rizoma. México en la Colección Otazu reúne a 12 artistas que son mexicanos o trabajan en México cuya obra trata sobre los procesos de construcción de la memoria, el legado, la historia y el territorio, sobre la tensión existente entre memoria e historia y entre memoria colectiva e individual y sobre la relación íntima entre olvido y rememoración. En cada una de estas díadas aflora la complejidad intrínseca a los procesos constitutivos y de transformación de la dinámica memorística, donde las coordenadas políticas, históricas y culturales desempeñan un rol definitorio.
La exposición en detalle:
Ximena Labra, Biblioteca Fantasma, impronta de grafito en manta.
En 1928, un joven llamado Miguel Ángel Gallardo compró la obra completa de Shakespeare. Estos fueron los dos primeros libros de lo que se convirtió en una de las bibliotecas privadas más grandes de Centroamérica. Durante los terremotos del 13 de enero y 13 de febrero de 2001, la Casa Gallardo sufrió graves daños. Los libros fueron rescatados y trasladados temporalmente a Palacio Nacional.
Durante más de una década, la biblioteca ha estado cerrada al público y los libros se han almacenado en estantes apuntalados en clima tropical. El daño es irreparable, pero el recuerdo merece ser rescatado. Durante 2011 hicimos calcos de grafito gigantes que reproducen fielmente su tamaño, forma y contenido en un sudario colgante de tamaño natural de una biblioteca (150 m2). Este proyecto trata sobre la disolución y creación de la Historia en un país de conflictos tan recientes que todavía está luchando por reconstruir y reescribir su propia historia.
Teresa Margolles Yeso sobre piel, 2019, molde de yeso de un rostro humano.
Yeso sobre piel es el resultado de una acción llevada a cabo por la artista en la frontera colombiana con Venezuela. Durante los periodos que ha pasado en la zona, Teresa Margolles ha estado directamente involucrada y comprometida con las víctimas de la migración forzada. Esta máscara, fue modelada in situ para crear un recuerdo del preciso momento en que uno, entre miles de venezolanos, atravesó la frontera. Margolles quiso capturar un momento de miedo y esperanza. El proceso de modelar los rasgos faciales recuerda poderosamente a las máscaras mortuorias y, a su vez, tiene unas cualidades estéticas sorprendentes, cercanas a la estatuaria clásica grecorromana. La artista realiza esta acción como un intercambio que pretende dignificar a las víctimas de la crisis humanitaria y preservar su memoria.
Marilá Dardot, Diario, 2015, video.
Diario de Marilá Dardot presenta a la artista escribiendo con agua los titulares más impactantes de los periódicos mexicanos en un muro de concreto (cemento), en la costa de Oaxaca, debido al calor a los breves instantes éstos se disuelven o borran. El video no sólo es un comentario sobre lo efímero de las noticias, sino que además recalca el carácter cíclico de los acontecimientos mundiales y demuestra cómo la historia es una colección de hechos irremediablemente repetitivos y simultáneos.
Héctor Zamora, Movimientos emisores de existencia, 2019.
Héctor Zamora realizó en la sala de barricas de la Bodega Otazu, un performance monumental con 900 vasijas de barro sin cocer. Un grupo de mujeres que trabajan en la Bodega, fueron pisándolas hasta deformarlas. Con esta acción Zamora, rinde homenaje a las mujeres a lo largo de la historia han cargado estas vasijas en sus cabezas para llevar agua o para cocinar y reivindica su poder femenino. Se trata de una remembranza del rol de las mujeres y de su legado y memoria en nuestra sociedad.
Oscar Santillán, Bermeja, reducto de sal sobre plataforma de vidrio.
Bermeja es un cristal de agua salada que proviene del reducto de la evaporación del agua, recogida por el artista en el océano Atlántico, en las coordenadas exactas de la isla Bermeja. Se trata de una isla descrita en los mapas del primer viaje de Cristóbal Colón al continente americano, pero jamás vuelta a divisar. La isla Bermeja es una isla fantasma. Está señalada en diversos mapas y documentos históricos que la localizan a más de 100 kilómetros de la punta noroeste de la península de Yucatán, en el mar territorial de México. Sin embargo, investigaciones recientes, demuestran que la isla no existió y que es un error de cartografía.
Fernando Palma, Nochanti Mochanti, sensores de movimiento y microcontroladores, madera, periódico y tierra.
El trabajo de Fernando Palma se ha caracterizado por cuestionar los paradigmas que han imperado en el arte de los últimos siglos. De origen Nahua y con estudios en ingeniería industrial e historia del arte, desarrolla piezas en las que conjuga la tecnología y el arte para evidenciar las crisis sociales y ambientales, donde la sobreexplotación y el sobreconsumo han tenido consecuencias devastadoras, tanto para el medio ambiente como para comunidades originarias de México. Sus obras han sido mostradas y están en colecciones internacionales como Moma de Nueva York y Tate de Londres, así como en el Museo Tamayo y MUAC en
María Sosa, Xipe para sanar el dolor provocado por el mundo occidental, 2021, tela de algodón con aplicaciones de cuero, papel, maíz, tepalcates
En Xipe, María Sosa busca convocar a la deidad de la regeneración Xipe Totec, nuestro señor desollado, a modo de ropa-objeto-amuleto de protección. Cada pieza está cargada de material que guarda conocimiento y poder, buscando recordar las relaciones de nuestro cuerpo con la tierra. Xipe es una búsqueda y una recopilación de los objetos, las imágenes y los conceptos prehispánicos que la artista ha utilizado para el proceso de sanar la violencia reproducida y producida en ella. Para convocar al Teotl (Dios) de nuevo, para renacer a un mundo que esté conectado con la tierra.
Carlos Arias, Paisaje con cáncer, 2015, bordado sobre tela.
Esta pieza es un homenaje que Carlos Arias hace a su padre, quien fue uno de los científicos más importantes de América Latina, a quien se le debe la “fórmula Arias” mediante la cual se determinan las ingenierías de edificios en zonas sísmicas en todo el mundo. En el bordado se aprecia el esquema de la fórmula, al tiempo que asemeja una silueta humana y una representación abstracta de la memoria y de los recuerdos. La pieza se presenta con el dibujo original de la fórmula, que Carlos Arias conservó.
Iñaki Bonillas, La idea del norte: hielos, 40 impresiones digitales sobre papel.
Las ideas del norte y del sur pertenecen a ese grupo de ideas abstractas que, casi siempre, se definen por negación: el sur es todo lo que no es el norte y al revés. El sur es muchas veces imaginado desde el norte como un espacio cálido, bullicioso, colorido, exuberante y fértil. Y, por el contrario, desde el sur el norte es, sobre todo, frío, blanco, silencioso, extenso. Iñaki Bonillas se propuso explorar en estos trabajos precisamente sus propias ideas que, como sureño, tenía del norte. Para ello decidió emprender un viaje, pero alrededor de su propia casa. Así, se fue adentrando en esa última región del mundo, usando para ello únicamente las herramientas a la mano: la fotocopiadora, la vajilla, el DVD, los libros y, desde luego, internet. Hielos. Una imagen característica de los polos es la de los témpanos recién desprendidos de las plataformas de hielo. Como barcos a la deriva, las masas de hielo desgajadas del polo flotan y chocan unas con otras. Esta es la idea que Bonillas buscó reproducir a partir de utilizar la cama de la fotocopiadora como si fuera el mar y los pedazos de una vajilla blanca estrellada fueran esos icebergs en movimiento. La textura de la fotocopia le da una calidad turbia a las imágenes, como si de marea y movimiento se tratara. Gracias al deshielo se logró finalmente atravesar el Océano Ártico. Una imagen parecida a la que aquí vemos.
Edgardo Aragón, Empire, 2019, tóner y lápiz sobre papel.
La idea original tras la serie de mapas de Edgardo Aragón surgió como parte del proyecto Mesoamerica: The Hurricane Effect, con el que el artista abordaba los sistemas económicos y políticos globales y de México, concentrándose en los efectos en las comunidades de su país. En obras posteriores, ofrece una cartografía crítica que muestra las líneas de poder que definen los proyectos internacionales de desarrollo y sus efectos en diversas comunidades en países en desarrollo. Empire imagina una distribución del mundo en función de un punto de vista desinflamado e imperialista que a menudo se asocia con los norteamericanos y su políticos. El artista mezcla viejos estereotipos con referencias contemporáneas a los discursos y tweets del presidente Donald Trump. En esta representación de geopolítica reductiva las fronteras están equivocadas, las ciudades se confunden con los países, las naciones con continentes y así sucesivamente.
Fritzia Irízar, Sin título, (Cuatro espejos Chikxulub), 2020, impresión a color.
De manera casi alquímica, el trabajo de Fritzia Irizar transmuta los objetos con el objetivo de develar aquello que ocultan, analizando la transformación de lo cotidiano en objetos de valor arqueológico, simbólico, económico y artístico. Aunque el valor del que habla Irizar casi siempre remite a lo económico, sus preocupaciones se extienden hacia la naturaleza, la fe y el misticismo; pues está convencida de que nuestros desacuerdos con el mundo parten de deseos insatisfechos, impuestos por una cultura de consumo, mantenidos luego por la sociedad como actos de fe, de pertenencia, de voluntad o de certeza. Su obra, por tanto, utiliza la ficción como una especie de truco, pues es desde las no-verdades que se desenmascaran procesos absurdos y se evidencian nuestros fetiches y sinsentidos. En el proyecto Prospección al nuevo territorio, 2013, por ejemplo, la artista se encarga de desafiar objetos arqueológicos para demostrar que la historia y las ciencias son también invenciones sostenidas en pequeñas parcelas de conocimiento.
Tania Candiani, Reverencia, 2019, videoinstalación de un canal y dos penachos.
Reverencia propone una reinterpretación del significado simbólico de los movimientos de la danza de los quetzales, así como una traducción de los elementos simbólicos del tocado mismo. Esta danza es uno de los pocos bailes ceremoniales que sobrevivieron a la cruzada de evangelización en Mesoamérica y aún se baila en la región nahua-totonaca ubicada entre los estados mexicanos de Puebla y Veracruz. La obra consiste en dos penachos en blanco y negro, y una nueva coreografía concentrada en un par de bailarines y en dos movimientos: la reverencia y el saludo a los cuatro puntos cardinales. La reverencia es el movimiento más significativo de esta danza; al inclinarse, los bailarines se reconocen en su igualdad y celebran la diferencia.